sábado, febrero 19, 2011

El pesimismo quiere hablar

Al reconocer el caos y el “sin sentido de la vida” me he encontrado de repente con lo inmóvil. Sin interés alguno por el futuro, me veo obligada a anular cada acción hasta la completa pasividad. Entonces me pregunto: ¿Qué es peor: la mediocridad o la derrota en vida?

Cansada de la falsedad de las pasiones humanes, y de la brevedad de las ilusiones me he quedado sentada mirando la destrucción frente a mí, quejándome y lloriqueando creyéndome mejor por ser más realista que todos "Ellos". Pero me pudro aún más rápido, por mis gritos de odio que se han vuelto vómito real. Vómito que me ensucia y no tengo ganas de limpiármelo. Mis quejas sin fin me dejan indefensa, porque finalmente soy uno de "Ellos".

Me he levantado suponiendo que la acción salva de la putrefacción, pero no puedo hacer nada. He visto demasiada acción sin sentido, y no deseo moverme por algo menor a un cambio real. Políticos destinados a la traición de sus ideales. Ecologistas truncados por la irreversible ambición humana. Por donde vea solo encuentro inútiles intentos, mediocres esfuerzos por un cambio imposible.

Pero, quedarme aquí siendo parte de esta locura me duele aún más. No quisiera asistir silenciosa a la inevitable decadencia.